martes, 25 de octubre de 2011

Capítulo 1 :) ''Una sonrisa vale más que mil palabras''.

Acaba el verano y tengo que irme a la universidad. Mis padres me han comprado un piso en Madrid. Empaquetando todo he encontrado un viejo diario. El diario en el que está escrita toda mi adolescencia.
Voy a leerlo.
"Martes 22-11-2011."
Al levantarme presentí que el día iba a ser triste, aburrido.
Estaba nublado y algunas gotas chocaban contra los cristales de mi ventana. Pude parecer una cría pero pasé al menos 10 minutos comprobando cuál era la gota más rápida.
Me vestí corriendo, unas botas de agua, los primeros pitillos que encontré y la chaqueta nueva de Pull and Bear. Cogí el paragüas y la mochila y salí. No me arreglé el pelo, me hice una simple coleta. Allí estaba Daniela, en la puerta esperándome como cualquier otro día. No estábamos muy contentas ¿por qué? Ni nosotras lo sabíamos, quizá era el tiempo o solamente nosotras. ¡Por fin! El viaje se me hizo largo y llegamos al instituto.
Él tenía clase enfrente de la mía, esperé para verle, pero no llegó… El día comenzaba peor de lo imaginado ( si empezamos mal, como acabaremos)…
Entré a clase, llegaba “La Napias”, nos juntamos 3ºB y 3ºC para dar bilingüe. Se me hicieron eternas las tres primeras clases. ¡Sonó la campana! Daniela estaba en el pasillo, llovía y no podíamos salir. Fuimos a la cafetería a comprar una bolsa de apetinas y una de pelotazos. Le ví. Allí estaba, con su jersey de rayas, me encanta como viste. Y sus pantalones blancos… ¡Los que más me gustan! Me miró, quizá se sentía observado, algo normal cuadno yo no paraba de mirarle. En cuanto vi sus ojos azules mirarme, retiré la vista hacia el suelo. RIIIN.
Me tocaba Lengua y aunque no me gusta yo seguía feliz, ¡le había visto! Sé que para muchas no sería suficiente ver al chico que les gusta, pero para mí si lo es, ya que veo IMPOSIBLE tener algo más con él.
Pasó cuarta hora, quinta… y por fin llegó última. Estaba deseando… Tutoría, y encima con ¡Dani! Le debo todo y no hay palaras para expresar todo lo que la quiero. A mitad de clase llamaron a la puerta, nosé como ni porqué… pero era Él, Alejandro, el chico que me gusta desde 1º de ESO.
-¿Puedo coger una mesa y una silla de esas del fondo?
-Si, claro pasa.
El corazón cada vez me palpitaba más deprisa, me miró y una sonrisa no dudó en aparecer en mi boca, pensé ¡Carlota que le has sonreído!...

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