martes, 6 de diciembre de 2011

Capítulo 11. Ya nada es igual.

“Viernes, 16- 12- 2O11.”
Estoy confusa. Todo es extraño y mis pensamientos cambian de sentido cada dos por tres, como dice el dicho. Llevo mucho tiempo coladita hasta los huesos por Alejandro, y ahora que por fin “le tengo”, todo me da vueltas, noto que me falta algo, en realidad no soy feliz del todo. Siempre pensé que cuando le consiguiera, sería todo mejor, como un mundo de color de rosas, pero no. Tengo dudas, el mundo gira bastante rápido y los trenes no paran demasiado tiempo.
Mañana es mi último sábado antes de macharme a Rioseras, y no tengo ganas de nada, ni de irme ni de quedarme.
He pasado toda la tarde con Alex, aunque ya no siento ese deseo, esas ganas de besarlo, de agarrarlo y no soltarlo nunca… Ya nada es igual. Nos hemos liado y la verdad es que ha sido mejor de lo imaginado. Me ha propuesto que la noche de mañana la pasemos en su casa, viendo una película a modo de despedida. Me gusta el plan, en otros momentos, me hubiera encantado, sin embargo ahora solo me parece “bien”. He aceptado la idea de ir a su casa y me estoy descargando la peli, “Sin compromiso” que me han hablado muy bien de ella.
Acerca de Daniela nada cambia, ¡la necesito! Cada vez que me acuerdo de ella.. ¡Puf! Me entran unas ganas de llorar increíbles. Ya me ha borrado hasta del Tuenti.. y como sigamos así, me borrará hasta de su lista de conocidos. Ayer mismo la oí hablar con una amiga suya, con las que se va ahora. La verdad es que son muy problemáticas, y como siga su mismo camino.. Acabará mal, muy mal. En la conversación Daniela decía que no perdona y que de algo malo no se olvida con facilidad. Que es muy orgullosa, yo diría que más que nadie, y que quiere tomar medidas. ¿A qué coño se refería con que quiere tomar medidas?
No la entiendo. Ha cambiado demasiado.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Capítulo 1O. Las cosas buenas no deberían cambiar, NUNCA(=

Al levantarme y retirar las pesadas sábanas que cubrían mi cuerpo, sentí cómo un escalofrío recorría todas y cada una de las partes de mi ser. Quizá fuese al recordar la tarde del martes con Alex, como lo suelen llamar en las películas, mi príncipe azul. No nos hemos vuelto a ver los jetos desde anteayer… ¡Me da igual! Bueno no, pero eso intento. Me levanté de mi acogedora cama y me planté delante del espejo de cuerpo entero, situado en una esquinita de la sala. Llevaba puesto mi pijama rayado, de invierno y una larga coleta recogía todo mi pelo. No es cuestión de ser egocéntrica, ni prepotente, ni una puta creída, pero hoy me he visto de lo más guapa. Decidí dedicarme algo de tiempo a mi misma ya que era demasiado temprano. Escogí ropa algo arreglada para ir al instituto, aunque me era indiferente. Una blusa de flores, y una americana verde manzana, mis vaqueros preferidos y unas manoletinas, cuyo color se asemejaba bastante al de la chaqueta. Fui al baño y me alisé el pelo. Me hice un recogido que me había enseñado mi hermana y me eché una poco de rímel. Una vez lista, cogí mi mochila, y la trasladé a la planta inferior conmigo. Desayuné un cola-cao y me dispuse a salir, localizando mi Blackberry, y mi iPod, imprescindibles. En el camino, mientras me colocaba los cascos, fui repasando si algo se me olvidaba, ya que estaba a tiempo de volver a por ello a casa. De repente alguien me cogió por la cintura, yo sabía perfectamente quién era, podía oler su perfume… Alex.