domingo, 4 de diciembre de 2011

Capítulo 1O. Las cosas buenas no deberían cambiar, NUNCA(=

Al levantarme y retirar las pesadas sábanas que cubrían mi cuerpo, sentí cómo un escalofrío recorría todas y cada una de las partes de mi ser. Quizá fuese al recordar la tarde del martes con Alex, como lo suelen llamar en las películas, mi príncipe azul. No nos hemos vuelto a ver los jetos desde anteayer… ¡Me da igual! Bueno no, pero eso intento. Me levanté de mi acogedora cama y me planté delante del espejo de cuerpo entero, situado en una esquinita de la sala. Llevaba puesto mi pijama rayado, de invierno y una larga coleta recogía todo mi pelo. No es cuestión de ser egocéntrica, ni prepotente, ni una puta creída, pero hoy me he visto de lo más guapa. Decidí dedicarme algo de tiempo a mi misma ya que era demasiado temprano. Escogí ropa algo arreglada para ir al instituto, aunque me era indiferente. Una blusa de flores, y una americana verde manzana, mis vaqueros preferidos y unas manoletinas, cuyo color se asemejaba bastante al de la chaqueta. Fui al baño y me alisé el pelo. Me hice un recogido que me había enseñado mi hermana y me eché una poco de rímel. Una vez lista, cogí mi mochila, y la trasladé a la planta inferior conmigo. Desayuné un cola-cao y me dispuse a salir, localizando mi Blackberry, y mi iPod, imprescindibles. En el camino, mientras me colocaba los cascos, fui repasando si algo se me olvidaba, ya que estaba a tiempo de volver a por ello a casa. De repente alguien me cogió por la cintura, yo sabía perfectamente quién era, podía oler su perfume… Alex.

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